#NOTAESCUALA | GABRIEL PEÑALBA A ESTUVO A PUNTO DE DEJAR EL FUTBOL PROFESIONAL

No cabe duda que las ganas de vivir y superarse son las que hacen fuerte a un ser humano, para muestra lo que vivió nuestro mediocampista, Gabriel Peñalba, quien nació el 23 de Septiembre de 1984 en La Matanza, Argentina.

El narigón (como le dice Keko Villalva) vivió un momento difícil en 2012, luego de descubrir que padecía del síndrome de Guillain-Barré; un trastorno grave que ocurre cuando el sistema inmunológico ataca parte del sistema nervioso por error.

“Fueron meses terribles, pensé que no iba a jugar más. Y no me importaba saber si volvería o no al futbol. Abandonarlo no me parecía grave. Mi carrera deportiva estaba en un segundo plano. Sólo quería recuperar mi salud”, 
La incertidumbre que vivía el futbolista era mucha, pues en su paso por diversos médicos, ninguno de ellos le daba una razón lógica de su padecimiento.
“Era desesperante porque nadie me daba un diagnóstico seguro y yo no encontraba solución. Tenía síntomas normales al principio: fiebre, tos seca y anginas. Hasta que comenzaron a picarme mucho los pies, mis músculos producían movimientos involuntarios y cada vez me sentía peor”.
Esto empezó a afectar la carrera de Peñalba, quien en esos tiempos militaba en el Argentinos Juniors, tras un fugaz paso por el Lorient de Francia.
“Así viví esa etapa. Esto se potenciaba porque los médicos tampoco tienen filtro. Me decían: ‘Capaz tenés un Guillain-Barré leve o quizás podés quedar cuadripléjico’ Fue muy duro”, 
Así estuvo el futbolista hasta que al fin se detectó su problema.

Fue el doctor de Argentinos Juniors el que le había adelantado a Peñalba que su mal radicaba por el síndrome de Guillain-Barré.
“Por suerte, resultó leve. Ser deportista me ayudó en ese sentido, debido a que mis defensas estaban un poco más altas de lo normal”.
Con el apoyo de su esposa Alejandra y sus hijos Valentina y Jeremías, Peñalba solo vio como empezaron a desaparecer sus síntomas de la nada.
“No tomé ni un paracetamol y la enfermedad se fue yendo sola, al igual que los movimientos involuntarios. Me recuperé rápido, en seis meses, porque me afectó sólo lo sensitivo. Por suerte, nunca perdí la motricidad”.
Gracias a esto, el exfutbolista de: Quilmes, Cagliari, Argentinos Juniors, Lorient, Estudiantes y Tigres tomó la vida de otra forma y con una nueva filosofía, misma que mantiene hasta el día de hoy.
“Este garrotazo me sirvió para empezar a darles valor a ciertas cosas. El dinero sólo te ofrece un bienestar, aunque no te soluciona todo. Ahora, si no tenés salud, se complica. Por eso, no hay que hacerse mala sangre por conseguir el palacio más grande o el coche más lindo. Lo importante realmente pasa por otro lado”.
Ahora Peñalba tiene todas las características de ser un jugador agresivo en la marca, además de que siempre ayuda a los defensas del equipo. La prueba que le puso la vida, ahora lo dejó como un profesional en toda la extensión de la palabra.

Hoy disfrutamos de la calidad y grandisima técnica del argentino, quien es uno de los mejores mediocampistas de la Liga MX.

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